No estuve ahí aquel 25 de mayo del 77, cuando apenas tenía 3 años y estrenaban Star Wars, tampoco en 1980 cuando estrenaron The Empire Strikes Back, en aquellos años las visitas al cine se limitaban a las pelis que le gustaban a mi padre, no recuerdo la primera vez que supe de Star Wars, lo que sé de cierto es que eso me llevó a ver The Return of the Jedi al cine.
Algún sábado por la tarde de aquel 1983 mi madre nos llevó a mí y a mis hermanos al cine Fausto Vega, allá por el oriente de la capirucha, entramos a la sala armados con una bolsa enorme de palomitas caseras, era una de esas enormes salas de las de antes, escogimos lugar en el balcón y esperamos la función mientras se proyectaba La Cabalgata Deportiva Gillette o El Noticiero Continental, seguramente había visto algún anuncio en televisión, con el Tío Gamboín, Chabelo o Rogelio Moreno, sin duda sabía ya acerca de la peli que esperábamos pues recuerdo sentirme sumamente ansioso y mi corazón latiendo a mil por hora cuando las luces de sala dieron paso a la introducción flotando en la pantalla y perdiéndose en el infinito. Desde el primer momento disfruté la peli, nada que ver con Rocky 2 o el Juego de la Muerte, que había visto años antes, monstruos, robots,, pistolas de rayos, un tipo blandiendo un sable luminoso, una locura, para el intermedio los niños en aquella sala ya soñábamos con ser Luke, con volar el Halcón Millonario, con derrotar al Imperio, al final, el padre de Luke se redimía y salvaba a su hijo, era Vader y no Luke quien derrotaba al vil Emperador, era Vader el verdadero héroe, y salí de aquella sala respirando como él.
No fuí el clásico fan que tuvo todas las figuras y que aún conserva algunas, no tuve juguetes de Star Wars aquella Navidad, al siguiente año me regalaron un Halcón, me compraron una camiseta azul del Regreso del Jedi y fué todo. Pero el recuerdo de esa cinta permanecería. El Retorno de Jedi sembró en mí la semilla de la ñoñez.
Evil
