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Y también, por ejemplo...
Pedro Miguel
Vivan quienes inculcan
en sus hijos el orgullo del pasado. Vivan quienes comparten con sus
padres la vergüenza por el presente. Vivan quienes ofrecen a sus abuelos
la esperanza en el futuro.
Viva el adulto que se compadece del terror de sus niños. Vivan los niños que imaginan el sufrimiento de sus adultos.
Viva el paria que no sucumbe a la tentación del homicidio. Viva el gobernante que prescinde de la fuerza.
Vivan quienes conjuran en los parques y a la vista de todo mundo.
Vivan quienes saben que la Constitución es el más subversivo de todos
los textos.
Viva el dirigente que no demanda el sacrificio de sus seguidores. Vivan los seguidores que vigilan a su dirigente.
Viva el trabajador que asume su tarea con dignidad. Viva el empresario que no hace negocios a costa de su dignidad.
Vivan los indios, que llevan a cuestas medio milenio de agravios.
Vivan quienes rechazan los eufemismos y las mentiras. Vivan quienes se niegan a llamar
baja colateral
a un asesinato.
Vivan los que pierden todo en cada incendio, en cada inundación, en
cada crisis, en cada balacera, en cada saqueo y en cada terremoto, y
siguen en ceros, pero siempre necios con su amor a la patria.
Vivan las mujeres que desobedecen al cardenal. Viva el obispo que denuncia los pecados del poder.
Vivan los gays y las lesbianas que salen del clóset. Vivan los
heterosexuales que no convierten el clóset en un arma contra el prójimo.
Vivan los hombres que se inclinan ante la majestad de la inteligencia
femenina. Vivan las mujeres que no usan su inteligencia para humillar a
los hombres.
Vivan los aguerridos que exigen paz. Vivan las personas de buena fe que no se tragan los pretextos para justificar la guerra.
Vivan los jóvenes que defienden su derecho a la educación. Vivan los jóvenes excluidos de la educación.
Viva la vecina a la que le encargan hijos ajenos. Viva el
automovilista que no se desespera. Viva la que hace cola, el peatón, la
víctima de la usura. Viva la desempleada que aún escucha música.
Vivan los agricultores que defienen su entorno ecológico. Vivan los
barrios que resisten los proyectos urbanos destructivos y depredadores.
Viva el empleado público que no roba, el contador que no pone un cero
de más o de menos, el delincuente que se rehabilita, el comerciante
honesto, el funcionario que desobedece a su superior antes que
desobedecer a sus propios escrúpulos.
Vivan los científicos y académicos que tienen la cabeza en galaxias y paradigmas, pero los pies en Chalco.
Viva la abogada que concilia la ley con la verdad y la decencia. Viva
el médico que no le cobra al que está enfermo del cuerpo y del
bolsillo. Viva el restaurantero que perdona la cuenta al que olvidó la
cartera. Viva la tendera que da fiado aunque el banco le niegue un
crédito.
Vivan los migrantes que sostienen a un Estado que no los defiende.
Viva la memoria de quienes se quedaron tirados en el desierto.
Vivan los nombres de las mujeres asesinadas. Vivan los extranjeros miserables vendidos a los
Zetas por los agentes del Instituto Nacional de Migración.
Vivan los electricistas. Vivan las sobrecargos y los pilotos
de Mexicana. Vivan los telefonistas. Vivan los universitarios. Vivan los
petroleros y los maestros democráticos. Vivan los mineros y los
metalúrgicos. Vivan los indígenas de Copala, los comuneros de Cherán,
los ejidatarios de San Salvador Atenco. Vivan las madres y los padres
que se quedaron huérfanos de sus hijos en la guardería ABC.
Vivan quienes padecen la ofensiva de los delincuentes, de los
militares y de la policía, en Chihuahua, en Tamaulipas, en Veracruz, en
Colima, en Durango, en Nayarit, en Nuevo León, en Michoacán, en Sonora,
en Guerrero, en Coahuila.
Vivan los políticos honestos, los policías con vocación de servicio y los soldados que se niegan a torturar.
Vivan los veterinarios y los albañiles. Vivan los ingenieros, los
comerciantes ambulantes, los taxistas, los cineastas y los meseros.
Vivan los músicos, las actrices y los mecánicos. Vivan los hueseros, los
muerteros, los camioneros y los moneros. Vivan las maquillistas y las
modistas, los bailarines y las pintoras, los carniceros y los
matemáticos, las dentistas, los hojalateros, los impresores y los
jubilados.
Vivan quienes no pierden el ánimo ante fraudes y encuestas amañadas.
Vivan quienes sigan tomándose en serio la soberanía nacional.
Vivan quienes defienden las garantías individuales, los derechos
humanos, sociales, políticos, reproductivos y ambientales, las
conquistas laborales, la libertad de expresión y el libre tránsito.
Vivan quienes alientan la civilización en medio de la barbarie.
Vivan los que no le creen a la televisión, los indignados, los
excluidos, los que están hasta la madre, los que no quieren más sangre.
Vivan quienes resisten y se organizan. Vivan las y los jodidos que nos siguen dando patria todos los días.
Vivan los sobrevivientes, los deudos y los heridos.Vivan los muertos.
Viva Cuauhtémoc. Viva Gonzalo Guerrero. Viva Fray Bartolomé de las
Casas. Viva Francisco Tenamaztle. Viva Jacinto Canek. Viva Fray Servando
Teresa de Mier. Viva Francisco Primo de Verdad. Viva Miguel Hidalgo.
Viva Josefa Ortiz de Domínguez. Viva José María Morelos. Viva Leona
Vicario. Viva Francisco Xavier Mina. Viva Vicente Guerrero. Viva el
Batallón de San Patricio. Viva Benito Juárez. Viva Ignacio Zaragoza.
Viva José Santos Degollado. Viva Melchor Ocampo. Viva Mariano Escobedo.
Vivan Ricardo y Enrique Flores Magón. Viva Emiliano Zapata. Viva Aquiles
Serdán. Viva Francisco Villa. Viva Antonio Díaz Soto y Gama. Viva
Felipe Carrillo Puerto. Viva Lázaro Cárdenas. Viva Francisco Múgica.
Viva Rubén Jaramillo. Viva Benita Galeana. Viva Valentín Campa. Viva
José Revueltas. Viva Heberto Castillo. Viva Samuel Ruiz.
Viva el EZLN. Viva la APPO. Viva Morena.
Vivan la paz, la verdad y la vida.
Viva México. Viva México. Viva México.