9 de noviembre de 2012
Y... ¿para que codiciamos Clarice?
You threaten my toys with ashes and death! Oh, I've chosen my words carefully Addict. Perhaps you should have done the same!... -this is madness- madness... this is Nerdparta!
Pues nada, luego de leer y releer el interesante cuán educativo post del amigo Adicto, y luego de meditarlo algunos días, decidí escribir este pequeño post, no a manera de réplica, sino más bien con la intención de intercambiar puntos de vista. ¿Para que, un ñoño como yo, junta las chunches que junta? muchos me lo han preguntado, pero, al ser algo tan personal, siempre he respondido evasivamente "por que quiero" o "te vale madres", dependiendo de la situación y el interlocutor. Pues bueno, es algo que en más de ocasión me pregunté, ¿qué coño hay detrás de esta suerte de afición, entretenimiento, obsesión?
Pues como Jack the Ripper, vamos por partes, en primer lugar ¿qué semos?... ¿collectors? ¿acumuladores? ¿simples compradores compulsivos?, hace tiempo me gustaba considerarme colecionista, pero de unos años para acá, he preferido asumirme juntachunches, como el Señor TlacuEvil. He leído algunos textos que desde diversos puntos de vista abordan el tema del coleccionismo, algunos muy analíticos, otros más cercanos a lo nuestro, hay uno de Monsi, por ejemplo. No es mi intención profundizar mucho sobre el tema, sabemos que desde siempre al hombre le ha dado por reunir cosas, piedras, conchas, huesos, cautivos en batalla, y conforme se fueron desarrollando las expresiones artísticas, obras de arte. Hoy día coleccionamos casi cualquier cosa, billetes, monedas, timbres postales, sobres, botellas miniatura, amantes... y por su pollo toys.
Ahora bien ¿serán nuestras motivaciones las mismas que un coleccionista... digamos de arte?... lo dudo, aún cuando en muchos coleccionistas de arte existe la apreciación, el gusto por una corriente o algún artista en particular, para muchos de ellos hay dos intenciones, primero, el dinero, adquirir una obra de arte representa una inversión, en segundo lugar, el estatus, tomemos por ejemplo el ostentoso y horrendo museo Soumaya, no he visto la exposición, pero he leído un par de críticas acerca de que la colección de Slim carece de pies y cabeza, y que es solo en un afán ególatra que exhibe su colección y hasta le construye un recinto en una plaza multifuncional que lleva su nombre. Pienso que tras de nuestra afición está el gusto, tan simple y vacuo como lo ven desde el exterior, tan profundo como lo asumimos nosotros. No dudo que tras de algún coleccionista de toys, existan esas motivaciones, de hecho creo que cualquiera de nosotros podría citar algunos nombres, pero la mayoría, al menos de los que conozco, tenemos los pies en la tierra; es decir, no pretendemos impresionar a nadie, y somos conscientes de que, salvo algunas excepciones, nuestros toys no subirán de precio y más, muchos de ellos perderán su valor.
Mi caso particular, siempre he adquirido los toys que me gustan, no suelo traer monos a casa sin haberlos visto antes, examinado bien, mirando los colores, las articulaciones, imaginándolos en posición de ataque y defensa, imaginarlo junto al resto, trepado en su nave, saber que ese detalle que no me complace del todo es modificable, o que puede lucir mejor con un simple brochazo. Hace algunos ayeres, me daba el lujo de comprar dobles los monos que me gustaban, uno abierto y uno cerrado, he escuchado un par de veces que un mono doble, cerrado o abierto, invariablemente termina revendido, no es mi caso, y no por que no haya vendido monos, lo he hecho, pero la razón es que simplemente dejaron de gustarme, suele pasar. El más claro ejemplo ¿no pensamos que era genial ver monos de SW otra vez? y ahora, a la distancia, vemos lo mal hechos que estaban. Así que entre mis chunches solo hay monos que al llegar me gustaron, solo aquellos que mueven las fibras necesarias para desembolsar su costo.
Descartado ya el asunto del inversionista-coleccionista el segundo posible objetivo es la trascendencia. Asumimos lo mismo que evadimos, el hecho de que somos mortales, de que un mal día, hoy, mañana o en 30 años, moriremos y nuestros restos se reintegrarán al ciclco, y no solo eso, sabemos que todo cuanto nos rodea lo hará... todo incluyendo nuestros toys, comics, movies, etc. Más de una vez me han preguntado sobre el destino de mis chunches cuando yo haya muerto, mis respuestas han variado desde la pira funeraria hasta la donación con fines altruistas, nada en serio. Poniéndome un poco serio, lo único que me preocuparía, hablando de bienes, sería el destino de mi casa, cuentas, seguros, etc, los monos... pos como solo me gustan a mi, me viene guango lo que hagan con ellos, total ya voy a estar muerto. Como ya dije, los compro para disfrutarlos, para verlos una y otra vez y mientras pueda hacerlo, me doy por bien servido, al final producto de la mano del hombre terminarán por fenecer. Sabemos de ejemplos, muchos de obras que han perdurado miles de años, piedras, metales, papiros... he escuchado a los ecologistas, pseudos y auténticos, quejarse de lo mucho que tardarán los plásticos en desintegrarse, pero sabía que en algún momento pasarían, a decir verdad no tenía una fuente confiable para negarlo o confirmarlo, y tenemos poca experiencia con productos plásticos, apenas algunos lustros.
Conociendo al Adicto, sabiendo a lo que se dedica y la experiencia que tiene en la materia, no puedo sino creerle, y él mismo, respondiendo a una pregunta mía en un foro, me sorprendió al ponerme frente a la posibilidad de ver como algunos de mis toys se verán afectados... ¿qué hacer? ¿dejar de comprar? solo muerto, ¿vender para recuperar algo de lana que de otro modo irá a las cenizas? ni loco, la única conclusión posible es, disfrutar mis toys mientras duren, del mismo modo que trato de disfrutar el tiempo antes de ser llamado al Mictlan.
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"Me duele la cara de ser tan ñoño" Los Inhumanos
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así es mi estimado, disfrutemos nuestras ya variadas piezas, mezclemos y hagamos los amalgamados que nadie se atrevería y juguemos, sólo juguemos mientras nuestras pericias personales y mentales lo permitan, ya después ni caso tendrá recriminarnos por cosas que no hicimos.
ResponderEliminaralea jacta est
Ese es el espíritu chingao!
ResponderEliminarExcelente reflexión. Como coleccionista, son temas en lo que me he puesto a pensar en reiteradas ocasiones y he transitado del desánimo hasta el deseo de seguir adelante con esta afición. Mientras la cartera aguante y tengamos vida, no queda más que continuar disfrutando de este vicio que, como dice la canción "sólo Dios del cielo me lo quita, mi gusto es..."
ResponderEliminarUn saludo para todos los ñoños de México y el mundo.